domingo, 13 de julio de 2014

LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ - Luisa Guzmán

Luisa Guzmán

LA CORRUPCION EN EL PERÚ


No se puede negar que el fenómeno de la corrupción ha existido, sobre todo, desde que los explotadores se apropian del producto de los trabajadores. Pero en el Perú, en los últimos años, ha alcanzado su máxima e insospechable expresión. Esto es debido a que los altos funcionarios de la administración pública, quienes deberían ser un ejemplo de honradez, son los primeros en delinquir. La corrupción se torna aún más grave, cuando los miembros del Poder Judicial, aduciendo vacíos en las leyes procesales, permiten a los delincuentes que entren y salgan de las prisiones, como si fueran a sus casas a pernoctar una breve temporada. 

Además, hay el agravante que cuando se trata de delitos cometidos por servidores de niveles inferiores, como maestros y policías por ejemplo, los procesos de juzgamiento demoran una eternidad. En cambio, cuando se trata de rangos superiores, la justicia es muy ágil, y esta agilidad es acelerada, en razón directa de los altos cargos a los que pertenezcan los procesados.  La corrupción sólo se podrá erradicar, aplicando estrictas y severas sanciones a los delitos cometidos en el ejercicio de la administración pública, cualquiera sea su nivel o categoría, desde modestos barredores, hasta el Presidente de la República, pasando por los congresistas y sobre todo, el Poder Judicial. El Movimiento Político Alternativa, de llegar al poder, pondrá en práctica las siguientes medidas anti-corrupción:

1. El nepotismo será un delito castigado severamente. 
2. Las cuentas bancarias serán públicas durante todo el tiempo de ejercicio del servidor. 
3. No habrá cárceles doradas. 
4. Se creará el galardón nacional a la Honradez, para los servidores que lo merezcan sin distinción de nivel ni de rango.

Para alcanzar estos objetivos, el Movimiento Político Alternativa hace un llamado a todos los peruanos y peruanas de buena voluntad, a la reserva de ciudadanos honrados y honestos que aún queda, a adherirse a esta cruzada de honradez que el pueblo peruano se merece.

La corrupción tiene un fuerte impacto negativo sobre el desarrollo. Además de consideraciones de ética pública, la corrupción desincentiva la iniciativa privada y reduce los recursos públicos disponibles, lo cual se traduce, por ejemplo, en menos hospitales o educación de peor calidad. La corrupción también distorsiona el modo en que los gobiernos usan esos recursos y mina la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.

Sobornos, malversación, nepotismo y tráfico de influencias en los procesos de toma de decisión son algunas de las manifestaciones típicas de esta somatización del mal gobierno.

En Perú, la octava economía de más rápido crecimiento en el mundo, la corrupción es un serio problema. Proética presentó en julio los resultados de la VIII Encuesta de Percepciones de Corrupción con algunos datos contundentes: la corrupción es percibida como el segundo problema del país para los peruanos, por detrás de la delincuencia.

Es, además, el principal problema al que se enfrenta el Estado y el que más frena su desarrollo. Según la misma encuesta, más de la mitad de peruanos cree que dentro de cinco años habrá más corrupción, y el 82% cree que el liderazgo del gobierno en la lucha contra la corrupción es poco o nada eficiente. Ni más ni menos.

A todo lo anterior hay que sumar que la corrupción es regresiva y golpea más a los que menos tienen. Según estudios del Banco Mundial, hay evidencias de que los peruanos con menos recursos destinan un porcentaje mayor de sus ingresos a pagar coimas para acceder a los servicios básicos que, por derecho, les corresponden.

América Latina es, sin duda, una de las regiones más corruptas. Venezuela, Paraguay, México, Argentina, Ecuador, Colombia, Perú y Brasil. ¡Vaya! Tenemos el consuelo de no ser el país más corrupto del subcontinente. Solo nos supera Venezuela. Igual padecemos de este fenómeno social, político y económico que socava a las instituciones democráticas. Por eso, el gobierno debe buscar los mecanismos adecuados para luchar contra la corrupción y su secuela: la impunidad.

Solo promoviendo instituciones democráticas se evitarán distorsiones en nuestra economía que perjudiquen a los peruanos. Tenemos también el problema de la inseguridad pública y es contra estas dificultades que el gobierno debe actuar con celeridad. A esta administración le queda poco más de dos años en el poder, tiempo que debe aprovechar para bregar contra estos acuciantes problemas. Ojalá pueda resolverlos.

Bibliografía:

Sergi Pérez. (2013). La corrupción. 18/10/2013, de América economía Sitio web: http://www.americaeconomia.com/node/103247


Alfonso Mosacero. (2014). La corrupción. 13/07/2014, de MPA Sitio web: http://www.mpalternativa.org/corrupcion.htm

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